- Estudio de la compañía revela que el 55% de los latinoamericanos desconoce la existencia del stalkerware, aplicación que permite conocer la ubicación de alguien en tiempo real, leer mensajes y escuchar llamadas telefónicas sin su consentimiento.
Encontrar siempre a la misma persona en los lugares que frecuentamos o tener la impresión de que alguien está espiando nuestras conversaciones por teléfono móvil, ya sea por voz o por texto, son indicios de que podemos ser víctimas de acoso digital. La herramienta que hace posible esta práctica se llama stalkerware, software que, a través de una app para dispositivos móviles, permite espiar a otra persona sin su consentimiento.
A nivel global, el uso de stalkerware se ha generalizado y lamentablemente está asociado con casos de violencia doméstica y maltrato psicológico de las víctimas, siendo en su mayoría mujeres. El estudio de Kaspersky llamado “Acoso Digital en las relaciones[1]”, muestra que 55% de los latinoamericanos no sabe qué es el stalkerware y no tiene forma de reconocer si están siendo acosados digitalmente y por ende, ignoran cómo protegerse.
Justamente son las mujeres quienes tienen un mayor desconocimiento de la existencia de estas aplicaciones, pues entre los encuestados que afirmaron saber qué es el stalkerware hay más hombres (49%) que mujeres (42%). Otro dato importante es el número de personas que confirmaron haber sido o ser víctima de acoso digital. Entre los latinoamericanos, el 25% de los encuestados dijo haber sido víctima de acoso digital; de ellos, 22% son hombres y 28% mujeres. Todas estas cifras permiten concluir que son ellas quienes están más expuestas a ser víctimas de violaciones a la intimidad.
El estudio también revela las formas más comunes de acoso digital, entre las que destacan, con el 54% de las respuestas, el monitoreo del teléfono móvil. Otras formas incluyen el uso de dispositivos de monitoreo especialmente diseñados (36%), programas instalados en computadoras (24%), espionaje de cámaras web (14%) y dispositivos domésticos inteligentes (12%). Es importante señalar que el 13% de las víctimas no pudo responder cómo se produjo el acoso, lo que demuestra el desconocimiento de la existencia de estas herramientas.
“La mayoría de las veces, el stalkerware se instala accediendo físicamente a los dispositivos, por lo que el acoso siempre lo realiza alguien cercano a la víctima: el cónyuge, un familiar o la pareja sentimental. La instalación se lleva a cabo discretamente y sin el conocimiento ni consentimiento de la víctima. Tiene sentido que el teléfono móvil esté en la primera posición, pues la mayoría de las personas lo llevan consigo a todas partes, lo que facilita el rastreo de la ubicación junto con el acceso a información privada, como llamadas telefónicas, conversaciones a través de aplicaciones y correo electrónico”, explica Carolina Mojica, Gerente de Producto para el Consumidor para las Regiones Norte y Sur de América Latina en Kaspersky.
“Estas aplicaciones se pueden adquirir online. Son vendidas por compañías registradas de forma legal y se comercializan bajo la apariencia de, por ejemplo, soluciones para monitorear la actividad online de niños y/o empleados. Sin embargo, al contrario de las apps de control parental, el stalkerware se utiliza de manera sigilosa, sin que las víctimas sepan que sus dispositivos están siendo monitoreados”, comenta Judith Tapia, Gerente de Producto para el Consumidor para México en Kaspersky, y agrega: “En Kaspersky consideramos que el stalkerware no debe ser visto únicamente desde una perspectiva técnica, sino como una forma más de abuso, principalmente hacia las mujeres, pues está demostrado que el uso de este software está asociado a los casos de maltrato psicológico de las víctimas de violencia doméstica”.
Las expertas de Kaspersky destacaron algunas fallas de seguridad en el comportamiento de las personas y que facilitan el acoso digital: las parejas a menudo se dicen la contraseña de su teléfono inteligente y la encuesta lo confirma (55% conocen la contraseña de su compañero/a y también han proporcionado la suya). Otro hábito digital preocupante, desde el punto de vista de la seguridad, es compartir servicios como iCloud y Google Account entre miembros de la misma familia. El 34% de los latinoamericanos lo hace y esta es otra opción tecnológica que permite rastrear a alguien, pues estos servicios incluyen características de ubicación geográfica, almacenamiento de fotos en la nube, entre otras herramientas que pueden ser explotadas.
Preocupados por el fenómeno de la violencia digital y la propagación global en el uso de software espía, en 2019, Kaspersky cofundó, junto con 10 organizaciones, la Coalición Anti Stalkerware (CAS) que actualmente está integrada por más de 40 miembros de todo el mundo, con expertos que trabajan en diferentes áreas relevantes como apoyo a víctimas, defensa de los derechos digitales, la seguridad informática, la academia, la investigación de seguridad y la aplicación de la ley. Por primera vez desde su creación, la CAS cuenta con un integrante de América Latina: la ONG mexicana Luchadoras, que realiza una importante labor apoyando a mujeres afectadas por el acoso digital.
“Para Luchadoras, resulta relevante señalar que la violencia que se vive en internet tiene componentes de género que implican una extensión de las formas estructurales e históricas con las cuales se han vulnerado los derechos de las mujeres a la libre expresión de nuestro cuerpo, el acceso a información y la participación (con condiciones adecuadas) en el debate público. Desde la experiencia de atención dirigida a mujeres, niñas y disidencias sexo-genéricas que se enfrentan a dicha violencia estructural replicada a través de las tecnologías, se comparte la preocupación sobre los riesgos que enfrentamos en las relaciones sexo-afectivas que suponen ser de confianza y cercanía.
“En el informe ‘Frente al Amor Tóxico Virtual: Un año de la Línea de Apoyo contra la Violencia Digital’ se encontró que de las personas agresoras que son posibles de identificar, la ex pareja ocupó el primer lugar. Necesitamos desmantelar los usos patriarcales de la tecnología para vivir libres en línea”, comentó Alicia Reynoso, de la Línea de Apoyo contra la Violencia Digital de Luchadoras.
Por su parte, Aimée Vega Montiel, Especialista en Derechos Humanos de las Mujeres, Medios de Comunicación y Tecnologías de la Información, comentó: “los hallazgos de este informe son relevantes y nos ayudan a entender que el stalkerware es solo una de muchas formas de violencia digital que a su vez, representan una extensión de la violencia contra las mujeres, misma que no puede ser abordada únicamente con un enfoque punitivo, sino con una visión holística que promueva la cultura de los derechos humanos de las mujeres. La tecnología no puede ser excluida en este enfoque”.
Para comprobar si tu dispositivo móvil contiene stalkerware, busca las siguientes señales:
Verifica los permisos de las aplicaciones instaladas: el stalkerware puede disfrazarse bajo una app falsa con acceso sospechoso a los mensajes, registros de llamadas, localización y otras actividades personales. Por ejemplo, una aplicación llamada “Wi-Fi”, con geolocalización, es un candidato sospechoso.
Analiza la configuración de “fuentes desconocidas” en los dispositivos Android. Si las “fuentes desconocidas” están activadas en el dispositivo, podría ser una señal de que se ha instalado un software no deseado por parte de un tercero.
Revisa el historial del navegador. Para descargar el stalkerware, el acosador tendrá que visitar algunas páginas web que el usuario afectado no conoce. También es posible que no haya ningún historial si el acosador lo ha borrado.
Utiliza una protección de ciberseguridad en tu móvil, como Kaspersky Internet Security para Android, que protege contra todo tipo de amenazas móviles, incluyendo el software espía, y realiza escaneos periódicos del dispositivo.
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